la veo venir...

Lentamente,
primero... esa desagradable picazón en la garganta...
luego...el constante moquilleo...
de pronto, un estornudo tras otro...
Diablos, me estoy engripando.
Es "casi" una OBLIGACION para mi resfriarme en ésta época del año.
Mientras todas las chicas van de tienda en tienda comprando ropa para la estación otoño-invierno, yo voy de farmacia en farmacia, surtiéndome de jarabes expectorantes, pastillas para la jaqueca, desinflamatorios para la garganta y pañuelitos desechables. Se han fijado en su suavidad? Cuando me resfrío, quien más sufre es siempre mi nariz, pobre, tan delgadita que es, y yo métale sonandome, si no fuera por los pañuelitos "elite" me habría hecho mierda la nariz años atrás. Siempre se me irrita, se pone roja y medio reseca. Ah, también debo comprar mentolatum, nada mejor para "destapar" las fosas nasales que su rico aroma a menta fuerte.
Casi lo olvido, cotonitos para los oídos también debo comprar. Ese pitido que escucho a lo lejos ahora, se que en un par de días se acrecentará, y su frecuencia me dejará casi sorda...
Debería ir al médico, no?
Pues, ya me conozco, y no lo necesito.
Prefiero prevenir ahora, y comenzar desde ya mi ritual pre-resfrío invernal.
Es que el tiempo acá anda como quiere. El amanecer helado, húmedo, me llegan a sudar las manos, el mediodía soleado, atardeceres fríos, noches de neblina. La lluvia anda amenazante hace días, pero aún se hace esperar.
Así nadie puede. Tempranito salgo cubierta hasta las orejas. Tipo doce, me quedo sólo con el cardigan, porque el solcito que entra por la ventana directo a mi escritorio crea un ambiente bastante cálido. Cerca de las tres, cuando ya me voy de la oficina, corre un viento que desordena mi ya desordenada cabellera. Ya en casa, tanto abrigo no es necesario, porque jugando y corriendo con mis perros entro en calor, después una rica ducha de agua hirviendo (si señor, calientísima, hasta que la espalda me queda medio roja, que masoca no?) el pijamas y un chalecote de lana encima, qué mejor... Con mi tecito de naranja y mi notebook, metida dentro de la cama, las noches de la semana de este frío otoño pasan...
Tengo las manos heladas, casi congeladas, se mueven autómatas mis dedos. Mi cabeza no me deja descansar.
Ya me he tomado dos tapsin, pero... me he levantado a fumarme un cigarro, una despedida, pues se que no podré fumar en unas dos semanas más una vez que la gripe se me haya declarado...
Y así es como esta pulga pasa este día tres de mayo del dos mil siete.
Besos contagiosos a todos!

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