Ella

Tiene tanto dinero como puedas imaginar.
Conoce el mundo entero, incluso ha estado en sitios que ni siquiera figuran en los mapas.
Maneja un auto último modelo y, si se harta de conducir, tiene un chofer las 24 horas del día.
Sus vacaciones más aburridas las pasa en el mejor balneario del país y, si le queda tiempo, se va de shopping a Buenos Aires, donde se viste con diseñadores y cuida su pelo rubio con los mejores estilistas.
Tiene carisma, presencia y una elegancia natural, clásica, atemporal.
Un matrimonio aparentemente feliz, dos hijos jóvenes, saludables y profesionales…
La salud a veces le juega malas pasadas, pero tiene a los mejores especialistas y los últimos tratamientos de su lado.
Y poder. Mucho poder.

Y siendo así,  y llevando una vida al más puro estilo de "ricos y famosos" yo no consigo entender, cómo es que pierde su tiempo peleando conmigo. Insegurizándose respecto del tiempo que comparto con su esposo, mi jefe. Insinuando, entre bromas sutiles pero estúpidas al fin de cuentas, que yo estoy demasiadas horas junto a él, que para todo recurro a él, que cualquier consulta  o duda se la manifiesto a él, que…

¡¡¡Ay…!!! ya me tiene harta con sus insinuaciones, ¿qué piensa?, ¿que yo soy el tipo de mujer trepadora que se metería con su jefe sólo para avanzar profesionalmente?
¿No se dará cuenta del ridículo que hace sintiendo celos de la relación que yo tengo con su marido? …Una relación fluida, si, agradable, si, pero profesional. Total y absolutamente profesional, sana y sin segundas, ni terceras, ni cuartas intenciones.

¿No se da cuenta que hasta su esposo se avergüenza de sus comentarios?
¿No se da cuenta lo estúpida que se ve, haciendo escenitas de nena caprichosa cuando ya ha pasado los 60 años?
¿No se da cuenta de lo mal que hace sentir a la gente que está a su alrededor?
¿No se da cuenta de lo mal que me hace sentir a mi?


Un día me alaba y llena de piropos. Al siguiente apenas me saluda. Luego me felicita por alguna gestión realizada y me arregla el sueldo. A la semana, me regaña por causa de su secretaria. Luego me da todo su apoyo cuando le cuento que estoy viendo un siquiatra. Y después es capaz de pedirme que yo acuda en su representación a alguna cena o evento al cual ella no quiere asistir...

Y así nos llevamos, hace dos años y medio...

Pero hoy se pasó.
Se desubicó y mal.
Y menos mal que yo tenía mucho sueño y no estaba completamente espabilada cuando comenzó con su sermón y su escena de celos. Porque de haber estado bien despierta y un poquito cruzada de cables como he andado éstas últimas semanas, le digo literalmente que se meta su trabajo por donde no sale el sol...

A mi su marido ni fu ni fá. Yo lo escucho, porque aprendo.  Porque no soy tonta, porque admiro su inteligencia y su capacidad para resolver los problemas más increíbles. Pero sobre todo, porque soy ambiciosa, porque quiero seguir creciendo, pero quiero conseguir cosas por mis méritos, no por tomar caminos fáciles. Que para  eso una tiene educación, pero sobre todo, ética, valores y las cosas claras, muy claras.

Ella, es mi jefa.

4 Oh la lás por aquí:

mxg dijo...

Suena como salido del guión de un culebrón latinoamericano. Que tengas fuerza de aguantarla. :)

LA MARU dijo...

buf,paciencia...no se me ocurre otra solución. Tú lo dices, es la jefa.

Nat dijo...

La que sabe, sabe, la que no, es jefa.
Y yo no se nada!

Nina París dijo...

Tu jefa es una acomplejada y todo el dinero del mundo no le ha podido comprar una seguridad en sí misma que es evidente que le falta. Dile que si tiene miedo de que su marido la cambie por otra, no es culpa tuya.