De retour

Acá estoy. Otra vez. Aunque parece que no me han extrañado... [inserte aquí un suspiro entrecortado]
No me olvido del blog. Nunca. Es sólo que he estado consumida por el trabajo. Ese ingrato y desleal empleo que tengo y, aunque tiempo a veces he tenido,  lo que me ha faltado son las "ganas" de venir hasta acá.
Ya casi se acaba el primer semestre del año y aunque he hecho lo imposible para que el balance sea positivo, debo ser justa  y reconocer que he tenido de dulce y agraz. 
Actualmente estoy en casa, haciendo la maleta para irme a la capital, a visitar amigos y posiblemente, encontrar un empleo nuevo. No estoy enferma, ni loca (aunque a veces lo parezca). Sólo estoy cansada. Muy cansada. Y con una desilusión enorme adentro. Desilusión porque confié en mis superiores creyendo que entendían mis planteos y supuse que, dado el caso, contaría con su apoyo y protección. Y porque confié en mis colegas creyendo que compartían mis inquietudes. Y me traicionaron. 
Es cierto que cuestioné la administración de mis jefes, pero lo hice con altura de miras, respeto, educación y  por supuesto, la cuestioné frente a ellos. Cara a cara, como estoy acostumbrada a tratar los asuntos serios (y los no tan serios también).
Aporté ideas y ganas para hacer de áquel lugar un sitio más grato para trabajar. Pero gracias a la intervención de terceros, mi permanencia ahí se volvió desagradable y molesta, especialmente para mi, que no tolero el chaqueteo (típico doble estandar chileno) y terminé en el diván de mi siquiatra (si, otra vez) con una trastorno de estrés laboral.

He tenido mucho tiempo para pensar, para ordenar mis ideas y prioridades, para hablar con mi familia, amigos y otros cercanos y, al parecer, a vista de los demás, he hecho lo correcto.  Quizás mi carácter fuerte no me permite dejar pasar ciertas cosas y, mi afán por tener todo controlado hace que me autoexija para que todo sea siempre impecable, pero... ser así no es tan malo si lo comparamos con ser ladrón, mitómano o agresor.

Mi duda es la siguiente, a ver si alguno de ustedes me ayuda... 
¿Es malo ser confrontacional (con respeto y educación, tal como lo señalé antes) si lo que estoy haciendo es defender mis derechos de trabajador y los de otros tantos que están siendo deliberadamente vulnerados?
¿Soy "conflictiva" por exigir RESPETO cuando el "junior" de la empresa me gritonea delante de los clientes y otros compañeros, sólo porque le transmití un mensaje que el jefe dio?
¿Soy complicada si le comento ésta situación a mi jefe, esperando que él tome cartas en el asunto?
¿Soy peleadora por el sólo hecho de exigirle a mis superiores una explicación ante su actitud indiferente?

No se en qué mundo viven y trabajan éstas personas, pero si se que no es el sitio donde yo quiero estar.
Tengo carácter carajo! Y educación y ética profesional. Y tengo mucho sentido común, y se que hay cosas que simplemente no pueden dejarse pasar.

Por ahora, tengo 21 días para descansar. Relajarme, divertirme, olvidarme del trabajo y de los especímenes que ahí laburan. 
Y si todo se me da, posiblemente en éstos 21 días encuentre otra cosa, un empleo donde el respeto por los compañeros sea una norma natural, intrínseca de cada uno, no una imposición a través del miedo y la presión.

Y sin falsas modestias, terminé de darme cuenta que siempre he estado sobrecalificada para ese empleo. No merecen mi esfuerzo, mis ideas, mi eficacia y mucho menos mi presencia allí.
Ahora vuelvo a mi sillón, con mi té de manzana y mi cuaderno.
Espero regresar en breve con interesantes novedades.



3 Oh la lás por aquí:

Eva dijo...

Bienvuelta.
Es bueno dar la cara y ser consecuente. Es verdad que no siempre se gana siendo así pero por lo menos no traicionas a la persona más importante en tu vida. Tú misma.

Me alegro de leerte de nuevo. Un besazo

Nina París dijo...

La lacra de las sociedades hispanoamericanas, normalmente no le va mejor al que más trabaja, sino que al que más dora la píldora al jefe de turno. Con razón nuestras economías son las más frágiles...

Nat dijo...

Es muy cierto lo que ambas dicen, el tema es que yo ya no resisto estar ahí dentro. Y se que el cambio no llegará sólo por quejarme... Así que entre que descanso, respiro y miro otras cosillas...
Besos