Verde que te quiero verde...

Es que con éste clima nadie puede. Estamos en plena primavera, acercándonos muy rápido al verano y aquí parece que viviéramos en Brasil, porque un día tenemos lluvias torrenciales y al siguiente el sol brilla y nos rendimos frente a los 30 grados de calor que nos envía. Ya no sabemos qué ponernos, o qué quitarnos mejor dicho. Las mañanas son heladas, pero entre el mediodía y las cuatro de la tarde el calor puede ser agobiante, y ya cerca de las nueve de la noche comienza un frío que cala los huesos.  Tengo ganas de ir a trabajar con falda y sandalias, pero aún no me atrevo, porque se que en la tarde, cuando regrese a casa, necesitaré un par de panties para tolerar el viento, ese que me pone la piel de gallina (es lo que tiene trabajar tan cerca de la playa; es agradable para refrescarse, pero la brisa al atardecer es terrible). Hay gente que aún no se quita de encima los abrigos, y los tonos negros y grises tan típicos del invierno. Yo ya lo hice, hace un mes que reorganicé mi clóset, dejando obviamente algunas cositas más gruesas por si acaso... pero por fin aparecieron los rosados, naranjos, amarillos, calipsos y lilas, y cambié el esmalte oscuro de mis uñas por un verde pistacho que ha llamado la atención de quien se me ha cruzado por delante. ¡Es que si la primavera no viene a mi, yo voy a ella, eso está claro!


Es increíble el poder de los colores. Y en éste caso particularmente, es increíble lo que un tono de esmalte diferente puede hacer. Si hasta mujeres mayores me han hablado en la calle o el autobus para decirme lo originales y bonitas que le parecen mis manos, y para preguntar dónde me he hecho la manicure, jajaja... Incluso el viernes, un cliente (varón, para que no se diga luego que los hombres no son observadores) se devolvió a mi oficina justo en el momento en que iba saliendo y espetó: "¡Señorita Natalia, ese color en las uñas le queda fabuloso!"

Y para ser creativo u original no es necesario pintar un cuadro o escribir un poema. Y no por trabajar en una oficina vestiré de negro y  andaré cabizbaja. Por el contrario, cada día que pasa me convenzo más de que en ésta vida hay que hacer lo que uno quiere hacer y como uno quiere hacerlo. Nada de imposiciones. Mañana talvez me de por lo tradicional y me haga la manicure francesa. Cualquiera sea el caso, estoy cómoda y contenta,  y al final del día eso es lo que realmente importa.

*Foto mía

4 Oh la lás por aquí:

Tania dijo...

¡Me encanta! Yo a veces también me pinto las uñas de verde pero también otros colores como amarillo, rosa, azul o naranja. Me encantan los colores alegres y siempre intento vestir con algo de colores. :D

Nat dijo...

Gracias, a mi también me encanta pintarme las uñas. Ahora ya me saqué el verde, lo usé cinco días. Me he puesto un tono fucsia muy similar al que llevo en la foto de la cabecera del blog... en los pequeños detalles está la alegría no?
Besos

bitdrain dijo...

Me ha gustado el post y sobre todo la conclusion. Una vez escuche algo asi como que la unica persona con la que vivimos es nosotros mismos y si no hacemos aquello que queremos, que nos agrada, no nos soportaremos a nosotros mismos.

Un saludo y feliz primavera ;)

Nat dijo...

Muchas gracias! aunque de primavera aún tenemos poco eh... jajaja... está tan extraño el clima David...
Es cierto lo que escuchaste, la única persona a la que nos debemos es a nosotros mismos, tenemos que ser felices primero para poder hacer feliz a otro, no?
Un besote