Reality Bites

Ays.... qué se le va a hacer, después del sábado, viene el domingo, y después del domingo... el lunes! Y de vuelta al trabajo, a meterse en un trajecito dos piezas, sandalias de tacón, y a soportar estoica seis horas de atención al público, evitando dormirme mientras algún abogado "latero" me habla, y haciendo lo imposible porque no se me desordenen los rizos ni se me enrede el collarcito de cuentas que enrosco entre mis dedos, recordando nostálgica lo relajada que estuve este finde...

Ays... cómo extraño esa piscina....
Gracias a nuestro amigos Pancho y Claudia, por un lindo fin de semana!
Acá algunas fotitos del recuerdo, para el deleite de mi memoria, y la envidia de mis amigas europeas que están en pleno invierno, jajaja. Besitos!!!!!!!!!


La Nina Simona, intentando robar cámara


Como no le resultó por el fondo, decidió cruzarse ante la cámara!


Samuel descansando un ratito, mientras sueña con encontrar conejitos en el bosque...


Nina Simona, otra vez, todo lo que hace por llamar la atencion esta cachorra, si es peor que yo de pretenciosa, hasta se tira al agua para que todos estén atentos a ella!


Samuel, observando el paisaje desde la terraza...


Dando un paseo matinal, para entrar en calor y lanzarnos a la piscina!


Por fin! la piscina para mí solita, sin perros a la vista!



Qué tal? Estoy lista para el verano!

Big girls don´t cry...

...así que contuve la respiración. El brillar de mis ojos siempre acusa la primera lágrima, por lo que miré por la ventana y rogué para que al volver la vista al salón el reloj ya hubiera marcado la medianoche. Abracé a mi hermana, a mi padre y a mi madre, y luego a Nina Simona (envidiosa ella, no quería perderse la mejor parte de la velada; bueno, eso y comerse el corcho del cabernet que abrimos para la cena; y vale decir que luego intento embriagarse con un ponche de piña. Creo que cumplió su cometido, pues no escuchamos ladridos ni ronquidos perrunos en toda la noche) y finalmente, pero no menos importante, a Samuel, mi perro-ojos de aceituna.
...Luego los llamados teléfonicos con los amigos, los buenos deseos, etc., etc., etc,....

Pero no lloré, a pesar de que mi balance de fin de año arrojó más pasivos que activos; no lloré siquiera por el dolor de estómago que me afectó (¿sería por el exceso de comida?, ¿por la ingesta de alcohol?, ¿por los nervios y la ansiedad de no saber qué esperar para este año? No lo se, lo único que tengo claro es que las chicas grandes no lloran, no porque no quieran, o no puedan, o no sepan cómo hacerlo, por que vaya, si que sabemos (¿verdad Maru?) sino porque ya lloraron lo suficiente, y ahora es momento de empezar a vivir. (y sonreír)

Damas y Caballeros, amigos de acá y del otro lado del charco, los quiero un montón y los llevo en mis pensamientos todo el tiempo, y de corazón, espero que este año sea de éxitos y metas cumplidas, de trabajo y bienestar, de salud y sobretodo, de amor.

Diablos! Ya me hicieron llorar...