Honestamente, creí que lo había superado. Pero, quizás alguno de ustedes sepa, tan bien como yo, cómo funciona eso de la
"adicción". Llega, atrapa y enceguece. Algunas veces creemos habernos recuperado y, pasa el tiempo sin que reincidamos. En otras ocasiones, la
tentación se encuentra tan cerca y accesible, que consigue poner a prueba nuestro temple, sin embargo nuestra fuerza de voluntad es superior y seguimos adelante. Pero existen éstas otras situaciones. Las que el destino nos prepara. Y a esas no podemos escapar. A mi me sucedió. Estaban ahí, frente a mis ojos. Entré sólo a mirar, y no quedaban en mi talla. Debería haber salido de la tienda en ese preciso instante. Pero, por jugar, me probé el mismo modelo en diferente color, que si había en mi número. Y mis pies fueron felices. Y así, verborreica como soy, en una milésima de segundo le pregunté a la dueña de la boutique si era posible que me consiguieran ese mismo modelo pero en color rosa y en mi talla, claro. La señora, que actualmente se ha transformado en mi nueva mejor amiga, reconoció en mi rostro y en la ansiedad de mis palabras a una compradora de zapatos compulsiva y, antes de que yo volviera a pestañear dejando ver mis dilatadas y extasiadas pupilas, esgrimió:
"En diez días más tengo lo que quieras".Pasaron los diez días, y acá estoy, esperando que brille el sol para poder salir a lucir mis nuevas sandalias:
*Fotos y zapatos, míos