On the radio!

Les tengo novedades:
Estoy muy feliz y motivada porque comencé un microprograma en una radio de mi ciudad. Probablemente mis poco pero fieles lectores extranjeros no podrán escuchar la señal en vivo, pero si pueden hacerlo a través de internet. Basta con chequear ésta web, y clickear la opción "Señal Online"
Mi programa se llama "Oh la lá" (qué original, ¿no?) precisamente porque la lengua de la música escogida es francesa. Hay un poco de todo. Clásicos como Francoise Hardy, algunas cositas de Dominique A y también indie, como lo que hacen Anaïs y Amelie Les Crayons...
Me he divertido mucho grabando éste espacio, y es una oportunidad increíble para retomar una de mis viejas pasiones: la radiofonía. 
Es un microespacio que sale al aire varias veces al día, sin mayor pretensión que entregar buena música e información. Ya veremos más adelante si se van concretando otros proyectos en ésta área.
Por ahora sólo puedo decir que "...¡Je suis très très heureuse!..."
Así que ya saben, si además de leerme quieren oírme, busquen Ser Fm y me encontrarán en éstos horarios:
10.45 pm - 15.45 pm - 18.45 pm - 22.45 pm - 03.45 am...

Ps. Si me escuchan desde Europa, (España y Alemania específicamente) deben sumarle 6 horas al horario que he entregado. Si me escuchan desde USA (L.A, California) deben sumar 5 horas. Para mis amigos argentinos y brasileños, sólo es 1 hora más.

Las Condes

Luego del post/berrinche anterior, les dejo algunas imágenes de una de mis ciudades favoritas de la capital: Las Condes. Situada al Oriente de Santiago, en Las Condes todo está siempre impecable. No por nada es una de las comunas más caras para vivir. Pero se aprecia orden, limpieza y tranquilidad. "Max", el schnauzer miniatura más tierno que he conocido, su amo y yo salimos a dar un paseo por el Parque Araucano...
 

Algo no cuadra acá

Atención: Antes de que prosigan con la lectura, debo advertirles que el post que leerán a continuación es un berrinche en modo "minita hipersensible" que no tiene categoría ni etiqueta, por lo tanto, momentáneamente irá a para al sector de "No puedo con mi vida". Hace mucho que no escribo de éstas cosas, pero mi visión positiva de las relaciones amorosas se ha ido un poquito a la mierda éstos días...

Acabas de cumplir 33 años. Ya tienes tu profesión, y estás  haciendo una carrera exitosa a punta de inteligencia y empeño. Independencia económica, viajes, tu propio departamento (aunque sea heredado), auto, salidas nocturnas, gimnasio, etc. Tu familia te quiere, tus amigos te adoran.  
La vida te sonríe, ¡Y TU SIGUES SIENDO UN HIJO DE PUTA CONMIGO!
¿Cuál es tu problema? ¿Tengo que tratarte fríamente y alejarme de ti, como he venido haciendo desde hace unas semanas, para que me extrañes? ¿No puedes concebir una relación adulta con alguien que te quiere desde hace tantos años? Y... ojo, he dicho, "alquien que te quiere" no "alguien que está enamorada de ti". Porque no lo estoy. Te quiero y lo sabes, me importas y lo sabes. Me preocupo por ti y lo sabes. Pero de amor... de eso ya no queda, porque tu mismo te encargaste de acabarlo. Así que ahora no juegues al interesado cuando te enteras que salgo con alguien nuevo. No me cobres sentimientos si no te saludo para tu cumpleaños justo a la medianoche, no insinues que estarás en mi vida toda la vida (valga la redundancia) si sabes que todos éstos años he sido yo quién ha creado, mantenido y fortalecido nuestros lazos. No digas que me conoces, porque ni siquiera sabes con seguridad cuál es mi segundo apellido. No me alecciones sobre la vida porque, aunque has atravesado situaciones trágicas, la mía tampoco ha sido color de rosa. No me insistas en que dedique mi vida a la abogacía sólo porque crees que soy buena en eso y que a futuro, podríamos hacer negocios juntos.  Si me quieres como dices, pregúntame qué tal van mis días. Interésate por mis proyectos artísticos, invítame un café y hablemos como siempre lo hemos hecho, con espontaneidad y mucho sentido del humor. Alguna vez te quise tanto que creí que estaría a tu lado para siempre. Hoy te sigo queriendo, pero estás en mi corazón de una forma diferente. El problema es que yo no estoy segura de querer estar en el tuyo.

De retour

Acá estoy. Otra vez. Aunque parece que no me han extrañado... [inserte aquí un suspiro entrecortado]
No me olvido del blog. Nunca. Es sólo que he estado consumida por el trabajo. Ese ingrato y desleal empleo que tengo y, aunque tiempo a veces he tenido,  lo que me ha faltado son las "ganas" de venir hasta acá.
Ya casi se acaba el primer semestre del año y aunque he hecho lo imposible para que el balance sea positivo, debo ser justa  y reconocer que he tenido de dulce y agraz. 
Actualmente estoy en casa, haciendo la maleta para irme a la capital, a visitar amigos y posiblemente, encontrar un empleo nuevo. No estoy enferma, ni loca (aunque a veces lo parezca). Sólo estoy cansada. Muy cansada. Y con una desilusión enorme adentro. Desilusión porque confié en mis superiores creyendo que entendían mis planteos y supuse que, dado el caso, contaría con su apoyo y protección. Y porque confié en mis colegas creyendo que compartían mis inquietudes. Y me traicionaron. 
Es cierto que cuestioné la administración de mis jefes, pero lo hice con altura de miras, respeto, educación y  por supuesto, la cuestioné frente a ellos. Cara a cara, como estoy acostumbrada a tratar los asuntos serios (y los no tan serios también).
Aporté ideas y ganas para hacer de áquel lugar un sitio más grato para trabajar. Pero gracias a la intervención de terceros, mi permanencia ahí se volvió desagradable y molesta, especialmente para mi, que no tolero el chaqueteo (típico doble estandar chileno) y terminé en el diván de mi siquiatra (si, otra vez) con una trastorno de estrés laboral.

He tenido mucho tiempo para pensar, para ordenar mis ideas y prioridades, para hablar con mi familia, amigos y otros cercanos y, al parecer, a vista de los demás, he hecho lo correcto.  Quizás mi carácter fuerte no me permite dejar pasar ciertas cosas y, mi afán por tener todo controlado hace que me autoexija para que todo sea siempre impecable, pero... ser así no es tan malo si lo comparamos con ser ladrón, mitómano o agresor.

Mi duda es la siguiente, a ver si alguno de ustedes me ayuda... 
¿Es malo ser confrontacional (con respeto y educación, tal como lo señalé antes) si lo que estoy haciendo es defender mis derechos de trabajador y los de otros tantos que están siendo deliberadamente vulnerados?
¿Soy "conflictiva" por exigir RESPETO cuando el "junior" de la empresa me gritonea delante de los clientes y otros compañeros, sólo porque le transmití un mensaje que el jefe dio?
¿Soy complicada si le comento ésta situación a mi jefe, esperando que él tome cartas en el asunto?
¿Soy peleadora por el sólo hecho de exigirle a mis superiores una explicación ante su actitud indiferente?

No se en qué mundo viven y trabajan éstas personas, pero si se que no es el sitio donde yo quiero estar.
Tengo carácter carajo! Y educación y ética profesional. Y tengo mucho sentido común, y se que hay cosas que simplemente no pueden dejarse pasar.

Por ahora, tengo 21 días para descansar. Relajarme, divertirme, olvidarme del trabajo y de los especímenes que ahí laburan. 
Y si todo se me da, posiblemente en éstos 21 días encuentre otra cosa, un empleo donde el respeto por los compañeros sea una norma natural, intrínseca de cada uno, no una imposición a través del miedo y la presión.

Y sin falsas modestias, terminé de darme cuenta que siempre he estado sobrecalificada para ese empleo. No merecen mi esfuerzo, mis ideas, mi eficacia y mucho menos mi presencia allí.
Ahora vuelvo a mi sillón, con mi té de manzana y mi cuaderno.
Espero regresar en breve con interesantes novedades.